miércoles, 4 de mayo de 2011

HISTORIA DE UN BATAN POR MISTER BRYCE. UNA HISTORIA REAL DE NUESTRA TIERRA ANDINA, ESTO SUCEDIÓ EN COAYLLO.

LA EMPRESA DE TRANSPORTES MALEÑO “HUAPAYA” DEJA A LA JOVEN PAREJA EN LA AV. CIRCUNVALACIÓN, FRENTE AL MERCADO MAYORISTA, Y AURELIO INSTRUYE DEBIDAMENTE A MECHITA DE QUE DEBE ESPERARLO, MIENTRAS ÉL RECOGE LOS CAJONES DE MANZANAS DE DONDE SU PRIMO, LO CUAL HIZO CON MUCHO CUIDADO UNO POR UNO, PORQUE NO SE TRATABA DE UN CAJÓN NORMAL, SÓLO LA PAREJA DE ESPOSOS SABÍA SU CONTENIDO REAL.



El batán es un utensilio lítico para moler alimentos, muy usado aún en nuestro distrito de Coayllo. Consta de una piedra plana mayor que puede llegar a unos 40 cm de alto y hasta 60 cm de diámetro o lado, el batán mismo; y una piedra más pequeña para moler llamada uña o mama y a veces mano. Esta piedra más pequeña se sostiene con ambas manos y se mece sobre los alimentos. Según lo que se quiera hacer con él, se sostiene el peso de la uña ligeramente sobre el batán, se le deja ejercer su peso o se presiona.

A muchos Coayllanos que empezaron a emigrar a Lima les pudo haber pasado esta historia. Aurelio era un lugareño que recientemente había contraído nupcias y con su amada como toda pareja joven, tenía grandes aspiraciones, sobretodo para sus hijos y decidió junto a Mechita su esposa emigrar a Lima, se instalaron en el Cono Norte, en Carabayllo mas o menos a inicios de los años 80´s.

Uno de los padecimientos terribles que sufren los inmigrantes a la capital es en el de los alimentos. Una comida muy rica preparada por nuestras abuelas es la "papa a la huancaína" pero con crema hecha en el "bendito batán". Nuestras abuelas tenían una sazón impresionante y seguramente varios secretitos e ignoraban la existencia de la licuadora.

Cuando un Coayllano ha llegado a Lima ha tenido que luchar mucho para acentuarse, y adaptarse a la modernidad tecnológica de la capital. Aurelio quería comer un rico "arroz con pollo" acompañado de su "papa a la huancaína" al estilo de Coayllo, no le bastaba que Mechita pida prestado la licuadora a su vecina, el quería degustar de su plato preferido tal como lo hacía su madre. Mechita no dudaba en excusarse en la ausencia de su "batán", reto que Aurelio no dudó en enfrentar.

En la siguiente visita de la pareja mencionada a su natal Coayllo, Aurelio no dudó en traer a su barrio de Carabayllo a su amigo "el batán". Pero tenía un pequeño obstáculo llamado "vergüenza".

-¿Qué dirán los amigos de Coayllo si me ven subir al bus del amigo "Alvarado" con el mencionado batán?

-y peor aún ¿qué dirán los amigos del barrio en Carabayllo?

Nunca vio a alguien llevar su batán de Coayllo a Lima. Pero Aurelio recuerda lo rico de la crema de la papa a la huancaína en el batán y empieza ejecutar una manera de cómo llegar a Lima con él.

En un cajón de nísperos más o menos grande coloca el preciado batán (la piedra más grande) y lo recubre de manzanas que había escogido de su chacra, de igual manera procedió con otro cajón para la uña (piedra más pequeña). Luego los envía con mucho cuidado en el embarque como mercancía en el camión de “Don Arnaldo”, pidiéndole que por favor deje ambos cajones en el puesto 315 del Mercado Mayorista de frutas de La Victoria en donde su primo “Goyo”.

Aurelio sabía que sus cajones llegarían más o menos a las 7.00 am a donde su primo “Goyo” y apenas salió de Coayllo rumbo a Mala en el bus de “Alvarado” con su adorada Mechita tenía planeado antes de llegar a Carabayllo hacer escala en el Mercado Mayorista.

La empresa de Transportes Maleño “Huapaya” deja a la joven pareja en la Av. Circunvalación, frente al Mercado Mayorista, y Aurelio instruye debidamente a Mechita de que debe esperarlo, mientras él recoge los cajones de manzanas de donde su primo, lo cual hizo con mucho cuidado uno por uno, porque no se trataba de un cajón normal, sólo la pareja de esposos sabía su contenido real.

Alegres Mechita y Aurelio se encontraban en la Av. Circunvalación, prácticamente ya tenían en su humilde casa de Carabayllo a este histórico utensilio lítico que había ido yendo de generación en generación. Faltaba el último tramo de transporte, a lo cual esperaban pacientemente el microbús que los llevaría.

La espera se hacía larga, se encontraban impacientes los esposos. Finalmente llegó “el micro”, Aurelio con lo apurado que se mostraba el cobrador solo atinó a cargar uno de los cajones, el cobrador como manera de hacer más rápido la subida de los pasajeros cogió el otro cajón. Mala suerte la de Aurelio, el cobrador cogió el cajón mas pesado y al ignorar su verdadero contenido lo cargó como si se tratara solo de fruta y el cajón cedió ante el peso y todas las manzanas junto al batán terminaron en el piso.

El microbús siguió su camino. Mientras Mechita y Aurelio recogían sus pertenencias, debían soportar los comentarios de los transeúntes, que no podían creer lo que miraban, para ellos ambos eran incautos, porque pensaban les habían vendido cajones de manzanas que dentro llevaban piedras para aumentarles el peso.

Finalmente llegaron como sea a casa con su batán al aire libre, después de todo ya no importaba lo que escucharan, lo importante era llegar al hogar.

Dicho instrumento lítico yace hoy como base de uno de los dormitorios de sus hijas…
 
¿Cómo así?

-En una de las tantas campañas de “Cosecha de Nísperos”, la ya cincuentona pareja al regresar a Lima, vio el dormitorio de una de sus hijas construido y al preguntar por tan preciado batán desaparecido y protagonista de esta historia, la Señorita hija respondió que le faltaba piedras para la construcción de la base.

1 comentario:

JIMMYQC dijo...

Hola amigo Andrés. Te Saluda Mr. Bryce gracias por publicar mi historia. Me gustaría estar al contacto contigo. Por favor quisera acceder a tu cuenta de correo electrónico. Te dejo el mío: sport.arica@gmail.com; jimmyqc@hotmail.com ... necesito hablarte sobre temas de nuestras comunidades campesinas. Saludos Cordiales.